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Foto del escritorUriel Velazquez Bañuelos

El Sueño Errante

Revista ULTRA

No.03 Brujería, magia y demonología

 


 

Nota: El autor de esta guía no se hace responsable por los incidentes que cause a quienes sigan al pie de la letra las instrucciones de este ritual/juego. Las palabras que verán a continuación son para despertar la imaginación, no para llevarlo a la práctica.


Por la mañana, saldrás de tu casa con apenas alimento en tu estómago, unas cuantas monedas en el bolsillo, y un collar de plata. También llevarás contigo una lata de grafiti, o algo que te permita dejar una marca en la pared, algo que ni el mismo viento pueda borrar.

Tomarás el primer autobús con el que te cruces. Sin importar donde te sientes, cierra los ojos, y duerme a lo largo del la ruta. Cuando el hambre te haya despertado, hayas sentido en tu piel el frío de la plata, o cuando el chofer te baje en la terminal, bajarás de inmediato y pondrás una “X” en alguna pared o en el suelo.


Después de eso, caminarás a donde tú quieras ir, y nuevamente, tomarás el primer autobús que veas. Procura que no sea la misma ruta que la pasada. Repetirás una y otra vez las instrucciones hasta que el sol se oculte, hasta que la gente disminuya su paso, hasta que gobierne el silencio.


Si has seguido las indicaciones, tus sueños, poco a poco, despertarán una neblina dentro de ti. Te verás caminando dentro de ella. En un principio no verás nada. Cuando abandones el mundo onírico, olvidarás aquellas imágenes, pero tu cuerpo lo recordará: Tus ojos verán sombras en los retrovisores y espejos, saborearás la textura de las cenizas, y escucharás un susurro donde la memoria se ve incapaz de asemejar una lengua conocida. De no presenciar tales actos, es recomendable detener el juego, y probar otro día, o nunca más. Fracasar en el intento, o interrumpir abruptamente el ritual, provocará una serie de acontecimientos distintos a los que esta guía plantea. Se recomienda no volver a intentarlo, pues el mundo cambia conforme la noche llegue a nuestros cielos.


Conforme sueñes, la neblina se irá despejando. Las declaraciones de aquellos soñadores varían. Hay quien dice que se ven en una ciudad, donde la vegetación crece por encima de los edificios, y las raíces deforman las carreteras. Otros afirman que se hallaron caminando por un mar desértico, con apenas cadáveres de criaturas marinas y vegetación. O hay quienes dicen, están en un infinito lago, donde la piel jamás se baña de las gotas de lluvia que caen de un cielo gris. Aquellos lugares, pese a ser diferentes entre los soñadores ambulantes, concuerdan en una sensación: Se sienten perseguidos. Alguien los observa. Lo escucha en la distancia, donde la neblina reserva sus secretos. A donde miren, sus ojos jamás se cruzarán. Cualquier cosa que digas, gritas, o susurres, solo el eco responderá. Y cuando finalmente esté punto de alcanzarte, el chofer del camión te habrá despertado, o la plata de tu collar se volverá mas fría, hasta quemar tu cuello.


El juego comienza. Hay alguien detrás de ti, se oculta en el reflejo, en el sonido del viento, al final de la calle, donde la luz no llega. Aunque estes solo, y el tiempo avance se arrastre por el filo de las manecillas del reloj.


Existen dos formas de ganar este juego.


La primera consiste en volver a los lugares donde dejaste tus marcas. Puedes hacerlo en el orden que desees, pero una vez que las encuentres, debes encerrarlos en un círculo del mismo color. Aunque sea “trampa”, por tú bien, es recomendable llevar un mapa. Necesitas saber a donde vas, tu perseguidor posee la ventaja del sentido de la orientación. Te darás cuenta de ello, cuando -espero que no te llegue a pasar- llegues tarde a una de tus marcas, y veas un circulo del color opuesto al de la “X”. Una vez que hayas en circulado todas tus marcas, o al menos la mayoría de ellas, vuelve a casa y duerme.


Cabe decir que, durante todo el viaje, solo tú paso es el que te llevará. Tú contrincante camina a tu ritmo. Si andas en bici por un tiempo, o pides transporte, él acelera su paso, y jamás disminuirá.


La segunda forma de ganar este juego es la que toma más tiempo, he independientemente de tus cualidades, puede ser un paseo en el parque, o correr a ciegas por un campo minado. En caso de que no recuerdes como volver a las marcas, o estes perdido en tu ciudad, mantente en movimiento hasta que el sol vuelva a salir. No duermas, no camines bajo la luz donde tu reflejo pueda existir. Los sueños y los espejos son portales a otras dimensiones, donde los paralelismos cruzan miradas, y en un abrir y cerrar de ojos, podrá verte. Las primeras horas de juego serán fáciles, puesto que él estará ocupado buscando las marcas. Cuando las consiga todas, te esperará afuera de casa. Pero todos tenemos un límite en nuestra paciencia. Luego de darse cuenta que ha sido engañado, se enfadará y comenzará a buscarte.


Además de los sueños y los reflejos, puede seguir tu rastro gracias a una conexión que existe entre ustedes dos. Sienten el mismo hambre, sus ojos están cansados, rezan porque los párpados se cierren. Y si aquella magia no es suficiente para unirlos, durante pequeños intervalos pensarán lo mismo, o tendrán un sentimiento de Deja Vu.


Es importante que jamás te quites el collar, y sobre todo, que estés seguro de que es plata pura. Solo los metales que nacen de la tierra posen la pigmentación del universo que los rodea. Y aquel material que fue bañado con los brillos de la luna, despeja de tu mente cualquier pensamiento de aislamiento.


También, a lo largo de tu viaje, no saciarás tu hambre. Puesto que, además de traerte sustento y fuerza para continuar, tendrás la comodidad de dormir en cualquier rincón de la ciudadela, y ahí, podrá encontrarte.


Si has sobrevivido por medio de una de las dos formas, lo primero que harás al volver a casa será sustituir tu collar de plata por uno de oro, dormirás hasta la tarde y podrás ver lo qué hay detrás de la neblina de aquel sueño.


Bien dice que uno olvida cuando despierta, por ello, es importante que, una vez despierto, no habrás los ojos; los rayos de luz limpiarán de tu memoria cualquier indicio de la noche del soñador ambulante. Con los ojos cerrados, tomarás lápiz y papel, escribirás o dibujaras de manera automática. Es decir, te dejarás llevar por la primera palabra, o línea que traces. Lo harás hasta que tus ojos se abran por sí solos.


Los diarios de sueños comparten un sentimiento al ser leídos o contemplados. Describen una parálisis cuando ven lo que se oculta detrás de la neblina. Dicen que vieron a alguien de espaldas, inmóvil, mirando al vacío. Sus cuerpos se congelaban en ese instante, llevándose el presentimiento de que el cualquier momento, eso diera la vuelta. En cambio los dibujos son confundidos por autorretratos, suelen preguntarle al autor: “Por qué te dibujaste de espaldas?”


¿Y qué hay de quienes no completaron con éxito el ritual? La verdad, no estoy seguro. No tengo pistas, ni sé de alguien que siguió con el juego y fracasó. Pero no quiero imaginar que es lo qué pasa cuando uno se encuentra consigo mismo y es despertado.

 

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